martes, 25 de marzo de 2014

Mª LUISA ZANCAJO: EL ESPÍRITU DE LA FORTALEZA, ENCARNADO EN UN CUERPO DÉBIL.



Me encantan los fenómenos paranormales. Tengo que reconocerlo. Son cosas que se salen de la vida normal, de lo cotidiano, y que aportan un rayo de luz, sobre lo que el ser humano es capaz de hacer, pensar, y manifestar, más allá de la palabra, pensamiento y hecho. Las personas que han tenido experiencias místicas con un buen ejemplo de  ello. Y en este post, os voy a hablar de una monja, la madre Mª Luisa Zancajo, de Ávila, que (junto al extraordinario Padre Pío), conforman uno de esos misterios del ser humano.
También porque según he leído en algunos sitios, su proceso de beatificación comenzó el 30 de octubre del año 2010 y se cerró el 28 de enero de 2012. Durante su beatificación se tuvieron en cuenta a muchos testigos de lo insólito, y a multitud de pruebas de fotografícas y una filmación de algunos de los hechos narrados, curaciones y milagros, aunque sigue siendo un personaje muy desconocido para todos, y yo la primera, que he tenido conocimiento de su persona y obra hace relativamente poco.

la cara de la bondad
Los fenómenos inexplicables de tipo místico que realizó fueron numerosos, siendo testigos de ellos, decenas de personas, entre ellos su director espiritual, el Padre Manuel Soria Agudo que nos dejó como legado su libro 'Yo soy testigo', (mucha de esta información está sacada de él). En él se recoge la biografía de la Madre María Luisa y nos habla de su propia experiencia como testigo de fenómenos inexplicables.

Pero empecemos por el principio y sepamos algo más de su biografía:

María Luisa nació el 4 de noviembre de 1911 en el municipio de Sinlabajos (Ávila), una pequeña localidad cercana a Arévalo. Fue una niña completamente normal hasta que a los dos años padeció una parálisis infantil que la dejó paralítica para toda su vida, pese a que su padre -abogado de profesión- la puso en manos de los mejores especialistas. Ya en esa época, tal y como testificó su madre -Carmen de la Mata-, la niña aseguraba que se la aparecía Jesús y la comentaba que no se quejara tanto y que fuera buena.
Su madre no la creía, aunque incomprensiblemente la niña aprendió a leer sola y afirmaba que fue de nuevo el 'maestro nazareno' quien la enseñó. Ingresó cuando tenía cinco años en el asilo madrileño de San José, dirigido por las Religiosas Mercedarias de la Caridad por la precaria situación económica de la familia. Según su testimonio el trato con Jesús era cotidiano: cuando enfermó de difteria los médicos no acertaban a curarle, sin embargo, ella cuenta que se le apareció una vez más el Señor y le prometió que se curaría en tres días si dejaba de quejarse, aunque la avisaba de que este no sería su último padecimiento pues había sido designada para sufrir.

Algo que quedó confirmado de nuevo en otra aparición cuando la pidió que fundara un instituto llamado Misioneras de la Caridad y que unidos a los votos de pobreza, castidad y obediencia, asumieran un cuarto, 'ser víctimas de amor'. Y así el 8 de junio de 1941 se fundó en la capital de España el ansiado Instituto en una época dificilísima, recién terminada la Guerra Civil. Sin embargo, las hermanas fundadoras no pasaron nunca hambre:  diez kilos de alubias duraron seis meses pese a que se gastaban tres cuartos de kilo en cada comida; era imposible llevar al día el libro de cuentas porque siempre aparecía más dinero del que tenía que haber. También sucedía algo curioso con el aceite, cuyo bidón de arroba siempre estaba lleno pese a ir cogiendo lo necesario y no rellenarlo jamás
Pero más graves eran las consecuencias que estos ataques tenían en el cuerpo de la monja. Así lo cuenta el padre Manuel Soria: «Estos fenómenos han sido observados no solo por mí sino al menos por diez sacerdotes y otras personas. Los sufrimientos duran de tres a diez horas. Es agotador para el que lo presencia y ayuda. 
Murió en Madrid el 5 de Junio de 1954 con 42 años y sus restos están enterrados en la Casa Madre de Hellín (Albacete).
Entre las experiencias místicas que vivió en sus propias carnes, y más aún en el estado en que se encontraba, son estas algunas de ellas:

-estigmas y todo tipo de padecimientos: retorcimiento extremo de manos, brazos, cabeza y piernas, con tal dolor para la protagonista que en ocasiones perdía el conocimiento. Pinchazos y azotes en todo el cuerpo, bofetadas en el rostro por una mano invisible cuyas marcas quedaban evidentes ante los atónitos ojos de los testigos .

- clarividencia

- desapariciones,durante varios días de lugares cerrados (pese a estar inválida).

-bilocaciones, (estar en dos lugares a la vez)

- olores agradables inexplicables,

-materializaciones de objetos, y multiplicación de alimentos (al igual que Jesús).

-fenómenos ígneos a su alrededor, expulsión de fuego por la boca, " prender pañuelos o su propia ropa sin quemarse" según el padre Manuel  "He visto una llamarada de fuego quemando la funda del sillón donde estaba sentada en el recibidor hablando a solas conmigo. He visto llenarse la habitación y el pasillo de la casa, en Madrid, de un humo negro. Lo extraño es que, al poco rato, desapareció para siempre. He sentido varias veces el olor a azufre, teniendo que abrir la ventana».


-ataques demoníacos,«sugestión diabólica»:visiones de que se encontraba en el infierno en el que veía a familiares y amigos siendo torturados, ya que según 'el calvo' estaban condenados. , . Y es que, por lo visto, la monja abulense recibía ataques diabólicos por una figura que ella misma denominaba 'el calvo' -para evitar pronunciar su verdadero nombre- que se traducían en misteriosos fenómenos. "Le han arañado con un peine de púas en la cara y todo el rostro se ha marcado profundamente. Se le ha metido de repente la lengua hacia dentro con tanta violencia que se ahogaba, dejándola muy dolorida. Los ojos se le han vuelto del revés en sus órbitas, introduciéndose las pestañas hacia dentro» decía el padre Manuel.

En su  vida se hace patente la espiritualidad más sencilla y radical, que toma cuerpo en unas circunstancias personales muy duras y muy difíciles, y la acción amorosa de Dios se percibe con una claridad asombrosa. Su vida es pura transparencia del Amor que siente por Dios,  dando testimonio (para asombro de todos) de una auténtica experiencia de Dios. Una vida ejemplar y maravillosa, que muchos hubieran rechazado vivir, pero que como vemos, ella con su ejemplo nos ha hecho ver a todos, que más allá del sufrimiento, más allá del dolor, y de la agonía, física y espiritual, por encima de todo, está el amor que sienten muchas personas por Dios y que son capaces de superar todo tipo de obstáculos en su vida, sean cuales sean. 


Os dejo un par de videos para que veáis por qué pasó exactamente para que os hagáis una idea. Muchas personas fueron testigos de estas manifestaciones, así como todo tipo de médicos intentaron ofrecer una explicación lógica y racional que no llegó a producirse. La mano divina se hace latente en esta persona, de manera clara.




1 comentario:

  1. Indudablemente por su vida de sacrificio y amor, por todo lo que dio a los demás merece SER SANTA.. Ha sido una sorpresa conocer su historia en este momento. -Yo en mi infancia de 10 a 12 años he pasado las vacaciones en Hellin con familiares que vivian allí y nunca supe nada de la Madre Maria Luisa. Ahora tengo 69 años y me encomendaré a ella.

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