domingo, 22 de noviembre de 2015

EL MISTERIO DE "CASA ORDUÑA" (ALICANTE): ECOS DEL PASADO


Hace unas semanas, me decidí a visitar la fantástica villa turística "El Castell de Guadalest" en Alicante. Entre los lugares emblemáticos que se pueden visitar, tiene "El museo de la tortura" de la Edad Media (siempre lo visito, y allí podéis contemplar los caprichos de la Santa Inquisición para ajusticiar y torturas herejes, endemoniados, brujas, excomulgados y otros, como el potro, el garrote vil, el sillón con clavos donde apoyarse, máscaras faciales de hierro con clavos..etc), para después  visitar la mágica exposición de pintura de Joan Vidal y sus cielos siderales (de la que ya os hablé en un post anterior) para transportamos del infierno de la tortura al cielo más sideral, jejeje. Más tarde podéis visitar una vivienda típica de  la época, una casa labriega a la subida de la montaña (me resulto muy curioso el calienta camas y la pequeña cuna de madera, así como la cria de gusanos de seda..),  un extraño jardín , un museo de juguetes y casa de muñecas, otro museo de miniaturas...etc. Y tras visitar todo esto, y si a una no le falla las fuerzas, hay que visitar el cementerio y la cárcel con sus mazmorras.
biblioteca Casa Orduña
Así que  continuando mi visita, fuimos a la casa. Este caserón (ubicado en un pueblo pequeño) fue construido después del gran terremoto de 1644 que asoló la comarca y arruinó las dependencias del castillo que allí se encontraba.
Construida por la Familia Orduña, de origen vasco, que había llegado a Guadalest como gente de confianza de los Cardona, Almirantes de Aragón. Los Orduña ejercieron como alcaides de la fortaleza y gobernadores de sus estados. Y en 1708, La casa fue tristemente incendiada y saqueada durante la Guerra de Sucesión. Esta familia procuró a sus miembros,  la mejor y más sólida formación cultural (os aconsejo visitar el despacho con la biblioteca, que es una joya) que fuera posible adquirir en la segunda mitad del S. XVIII y a lo largo del S. XIX. Encontrando entre sus miembros abogados y militares.
Las dependencias de la casa se corresponden con el momento de máximo esplendor e influencia de la familia Orduña. La decoración se corresponde con la burguesía de aquella época.
Como curiosidad, se puede decir que la vivienda, se apoya y sobremonta la peña, por un lado, y por el  otro llega a ocupar espacios por encima de las capillas de la iglesia parroquial contigua.  Posee cuatro niveles:  La planta baja estaba conformada por una gran sala de entrada, bodega, cocina, comedor, despensas, corrales, caballerizas y pajar. Los restantes niveles estaban ocupados por diferentes dormitorios y dependencias.
Tambien hay un cementerio en lo alto de la montaña, que podeis visitar, para poder admirar las bellisimas vistas desde alli. Por supuesto animo a todo el mundo a que visite este mágico lugar, porque sin duda se sorprenderá.

Y dicho esto, paso a presentaros las fotografías de la casa, para la que han colaborado dos sensitivos más, J.C y M., para entre los tres, percibir o captar esos ecos del pasado, que como veremos, aún están muy presentes entre los muros de esta preciosa casa:

En este dormitorio pude percibir que había muerto alguien en esta cama.





Soy yo haciendo la foto. A  mi izda, en la pared en la esquina del techo, se manifiesta el rostro de una mujer joven (se parece a la del cuadro de abajo) y otra más mayor. Detrás de la mujer joven, se perciben los rostros de varios niños/muchachos. ¿Serían su descendientes?. La mujer mayor va vestida de negro y lleva un pañuelo negro en la cabeza atado al cuello.
En esta imagen se manifiesta otro rostro: el de un señor de mediana edad, que lleva el cuello alto de una camisa blanca, con lo que  un pañuelo, anudado alrededor del cuello (como si fuera una corbata) y una chaqueta negra. Va muy elegante. Está de perfil, y tiene el cabello oscuro como el señor de la imagen.

Esta señora se manifiesta en muchas de las estancias y cuadros de la vivienda. Tuvo que ser  alguien que desempeñó un papel importante en la casa, y también muy querida y apreciada por su   familia.
Yo no percibo absolutamente nada aquí. La otra sensitiva dice percibir a alguien acostado.






Este crucifijo de madera de ciprés, de finales del siglo 14, fué sacado del panteón donde se encontraba. Se pueden percibir varios rostros: a la izquierda el de un señor de perfil, a la derecha el de la mujer del cuadro del vestido de encaje, y a su lado, un extraño rostro que es percibida por los tres, junto al crucifijo.

Curioso mueble







Aquí percibo, a una mujer joven de pómulos marcados, con cejas gruesas,
que lleva una cofia blanca en la cabeza, como un velo negro encima que le cae por detrás a modo de velo, 
con una vestido negro hasta el cuello. Parece una monja.
Un hombre mayor a la izquierda de la imagen, con poco pelo en la cabeza ataviado
con una camiseta blanca interior.

Otro de los niños.


El Salón de la vivienda
Daba respeto la imagen.

Esta imagen de la virgen parecía que iba a levantase de un
momento a otro. Impresionaba bastante.


Aquí percibí que habían torturado a la gente junto a esta pared a base de bien y que los mantenían con cadenas sujetas a esta pared. Fué horrible.
Aquí hay una señora con traje largo antiguo, que lleva un niño en brazos

Cara de espanto. Nada más bajar las escaleras, comencé a marearme. Tanto que apunto estuve de caerme por ellas. El ambiente era opresivo, parecia que no hubiera aire. La energía era descomunal. Tras unos instantes tuve que salir a reponer fuerzas, jejeje.

Esta es la cárcel. La mazmorra. Aquí la sensitiva percibe a dos hombres. Yo percibo varios más. Son mayores o están muy envejecidos, está famélicos, tanto que se le marcan las costillas y los huesos de la cadera. Parecen esqueletos. También percibo a la señora anterior de vestido largo (lleva un aro en la falda, en el cancán, que me recuerda a los vestidos esos del oeste) y lleva al niño en brazos.

Todavía quedan elementos de tortura, que han permanecido a lo largo de los años.

Las vistas desde una tiendecita, son impresionantes. (Las tenéis en los cuadros del pintor Joan Vidal).

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