martes, 25 de febrero de 2014

UN CASO SINGULAR "EL RESUCITADO DE ABARÁN"

Mirando en mis archivos personales, me he decidido a sacar este caso, del año 1982, que tenía guardado, de la hemeroteca del diario ABC.
El caso lo tenía guardado desde hace unos años (junto con muchos archivos que tengo guardados), que fué cuando me tropecé con él, pero nunca lo había mencionado en este blog, porque no me acordaba.
Lo que le ocurrió a un vecino de Abarán en los ochenta, me pareció digno de película de terror/policíaca, y no es para menos, porque su protagonista, eso sí, desde la cárcel de Murcia, se decidió a contar su propia historia, de como perpetró  toda su rocambolesca y asombrosa hazaña por momentos. Hasta que metió la pata, como suele pasar y cargó con el muerto, nunca mejor dicho.
Un magistral autor murciano, que ahora se encuentra en el olvido de los escritores, D. Abelardo Martínez de la Horca, también puso voz a este suceso en un estupendo libro, ya olvidado para muchos murcianos, titulado "Un muerto se confiesa" (1983), contando toda esta historia real. Hoy en día este libro sólo está disponible en algunas librerías de internet que disponen de libros antiguos/descatalogados, pero que aún se puede adquirir, eso sí, aunque es un hecho real, este señor lo escribió de forma novelada. Pero vayamos entrando en materia...

Año 1982. Antonio Tornero Quintana, vecino del murciano pueblo de Abarán, casado, pescadero de profesión, , se le ocurrió preparar un accidente de trafico en donde la víctima era nada mas y nada menos que un vecino suyo, Jesús Gómez, que había fallecido recientemente en un accidente de motocicleta (el día 5 de enero), sacar su cadáver del nicho, en mitad de la noche, y posteriormente, secuestrar el cuerpo.

Un hombre señala el nicho expoliado. | M.C.

Unos días después, concretamente, en la madrugada del día 12 de enero,  Antonio le puso al cadáver sus propios zapatos y su reloj de pulsera, para que lo confundieran con él, y se fué a simular un accidente con su coche, a la localidad de Blanca (a 5km de Abarán), donde despeñó su coche, un pequeño Seat-600, por un pequeño barranco que al caer, se incendió con el cadáver de su vecino al volante. El coche fué encontrado completamente calcinado.

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Todo la historia era para cobrar el seguro de vida, ya que Antonio estaba acosado por las deudas contraídas en la lonja de pescado por su puesto de ventas, y fué a raíz de esto cuando se le ocurrió desaparecer, librando así, de las deudas a su familia. Todo lo que quería era que su mujer, Lourdes, cobrara los 7 millones de pesetas de la póliza del seguro de vida.
Pero todo este plan, todo este trabajo, pronto quedó maltrecho, poco le duró la falsa, porque fué descubierto a los pocos días.
Antonio se fué a las Palmas de Gran Canarias, y desde allí llamo a su cuñado para pedirle dinero.
Su familiar, aterrorizado ante lo que creía una "llamada del más allá" (de esas que tanto nos gustan en este blog),  porque estaba convencido de que Antonio estaba muerto, quedó horrorizado al escuchar su voz nada más descolgar el teléfono. Acto seguido, el cuñado llamó a la policía, denunciando que alguien se hacia pasar por el muerto, usurpando su identidad (algo que está hoy en día muy de actualidad).

Dias después, Antonio era  detenido en Las Palmas de Gran Canarias, dando fin a sus correrías.
Antes de entrar en prisión, envió un escrito al pueblo de Abarán (esto ya no se hace, los delicuentes no piden perdón)  donde pidió perdón a la familia del muerto que desenterró.
"De haber cobrado el dinero del seguro, habría pagado a todos los que les debía dinero, y habría podido saldar mis deudas"-estos son los motivos que alegó para realizar la hazaña. También dijo que pensaba viajar en breve a Venezuela (vamos lo que tenia en mente era cambiar de vida, vaya).Así que cambio Venezuela por la cárcel, porque le cayeron año y medio: 4 meses y un dia de arresto mayor, mas 50.000 pesetas de multa, y un año y un dia por estafa en grado de tentativa por delito de  violación de sepultura para cobrar el seguro que nunca cobró.
Le prestaron un cadáver para obtener el pago de un seguro de vida

No sé si con lo que sacó de escribir el libro con su historia le sirvió para pagar la multa que le habían impuesto, pero seguro que fué para que quién lo leyera no cometiera, una estupidez tan insensata como la suya, que para poder conseguir el dinero, pudo haberle ocurrido cualquier accidente, y haber acompañado a su vecino, de nuevo, hasta la  tumba....

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