A la mañana siguiente, una señora, que le lleva flores a su difunto pariente, se encuentra con esta escena: "un muerto viviente, tratando de deshacerse de las entrañas de la tierra, todo sucio y vacilante, aparece ante la buena señora (que en ese momento se encuentra en estado de sock) y que con paso vacilante abandona las inmediaciones del cementerio". Parece el argumento de una película de terror aunque sea a plena luz del día. Pero es real, estas cosas pasan, en México y en cualquier lugar del planeta. Esto es normal.
Esto me trae al recuerdo aquella genial película de 1990, "Sepultado vivo" (Buried Alived), cuya sinopsis es la siguiente: Clint Goodman (Tim Matheson) vive feliz sin saber que su mujer Joanna (Jennifer Jason Leigh) mantiene un romance con su ginecólogo. Cansada de su doble vida, Joanna le pide a su amante que le proporcione algo para matar a su marido. La mejor fórmula consiste en administrarle un veneno que no deja huella y cuyos efectos son idénticos a los de un ataque al corazón. El resto ya os lo podéis imaginar. Pero a veces, y solo a veces, nuestros miedos vuelven y esta vez, es para quedarse.
En la película se respira un ambiente opresivo y tenso hasta el final, que sorprenderá a más de uno.
Aunque después se realizaron otras película con la misma temática (buried alived 2, buried (enterrado) de Ryan Reinolds, etc) ninguna de ellas me gustó tanto como esta. No os la perdáis.
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