viernes, 15 de noviembre de 2013

EL ESPIONAJE INVISIBLE: AL OTRO LADO DE LA PARED

Y digo esto porque con la pésima y patética calidad que tenemos en nuestros hogares por culpa de los constructores que nos aseguraron que nuestras casas eran de ladrillos cuando son de paja..., resulta, que se oye todo, todo, todo: si estornudas, si toses, las conversaciones privadas con tu pareja, las discusiones con tus hijos, los pedos, las situaciones inoportunas, el sexo arrebatador inesperado,las palabras malsonantes, la conversación telefónica con tu madre, discutiendo como siempre hasta por el tiempo, se oye hasta la respiración.... y claro, siempre, siempre, está el vecino/a cotilla que se siente "invitado" a escuchar la vida ajena de su vecino, invitado por unas paredes de papel, que instan a seguir la vida del otro, como si de un culebrón se tratara. Pero, que hace luego con toda esa información? callarsela y dejarla en el anonimato...no señor, mejor cotillearla en la calle, en sociedad, que se entere todo el mundo de lo que hacen sus vecinos, de como son, de airear todas sus intimades, de toda su humanidad. Es como un "facebook" en vivo y en directo, cara a cara, solo que los protagonistas mancillados, a los que se le ha robado la intimidad, no están ni aparecerán en ningún momento. Es hacer daño por hacer daño. Daño gratuito que diríamos.
Yo, sin ir más lejos, he escuchado las intimidades de mis ex-vecinos (porretas algunos, amantes venidos a menos, parejas que discuten con la crisis...) y también he sido espiada por mi vecina de pared que sin permiso alguno para robar la intimidad ha contado sin pudor, todo lo que ha podido de los demás.
Claro, uno intenta, sin éxito, construirse un muro de berlín que haga de barrera acústica entre la pared del vecino y la tuya, pero al final se oye todo, más amortiguado, pero todo.
Asi que no se preocupen porque el gobierno de EEUU le espie a usted, ciudadano de mundo, porque ya está siendo espiado, casi sin darse cuenta, dia a dia, por alguien que se empeña en poner la oreja detrás de la pared cada vez que lo considera oportuno, cada vez que puede robarle algo de su intimidad, siempre al acecho, como una alimaña vampírica emocial, para difamarle a usted y a su familia en su vecindario cada vez que tenga la ocasión de hacerlo o cada vez que vea a sus amigos del barrio (que son igual de rastreros que él).
Algunos, se disculparán pensando que no tenían elección, que los vecinos tenían la voz demasiado fuerte, o que era imposible no oír los gritos o jadeos.Mentira, una cosa es "oír" y otra "escuchar" y otra más es "poner la oreja en la pared". Así que, llevar cuidado con lo que habláis, porque las paredes tienen oídos, y están más vivos que nunca.

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