Como la protagonista de la novela de Luca Torcuatto, "Los renglones torcidos de Dios", Su nombre real es lo más insignificante de esta asombrosa historia, repetida miles de veces a lo largo de toda las historia desde que el hombre tiene conciencia de sí mismo. Esta es una historia de amor, de desamor, de locura, y de supuesta enfermedad mental, todos tan antiguos y repetidos en cada patrón del ser humano que deja de asombrarnos (menos en las novelas rosas que tanto siguen gustando y en programas de telebasura donde se muestra sin tecnicismos los más bajos instintos humanos) y nos parece de lo más normal, de lo más humano, sino fuera, por los hechos paranormales ocurridos durante éste suceso, tan extraños que como veremos cambiaron la vida de esta persona.
Pero comencemos por el principio. La protagonista de esta historia es una mujer de mediana edad de unos, 55 años, una mujer de una pedanía murciana que no voy a referir, y con una vida normal, madre trabajadora con dos hijos, y un marido enfermo, que hace su vida de lo más normal, a caballo entre su trabajo, los médicos de su esposo, y sus hijos. Una mujer que no tiene tiempo nada más que para dedicárselo a los suyos y a colaborar económicamente en la familia. Una mujer con una vida muy activa. Una mujer normal y corriente. Pero con un nivel de estrés importante sobre sus espaldas. Como tantas mujeres que llevamos una carga que a veces se nos hace imposible de llevar, pero que estoicamente aguantamos porque sabemos con creces que somos el soporte y la piedra angular que sostiene el a veces delicado equilibrio familiar. Y entonces, en algún momento, dejamos de vivir para ir sobreviviendo. Es así.
Cuando ocurrieron los hechos, hace un par de años, la protagonista hacía poco que había perdido a su madre, ya mayor, aunque ella le seguía hablando, para no perder esa relación, y le contaba todas sus cosas, y las que le preocupaban, en un monólogo distendido y amigable. Como si su madre aún pudiera escucharla de alguna manera, y pudiera compadecerse de su situación. También, acudió más a la iglesia, y puso más atención al escuchar la misa, pues sentía un gran consuelo espiritual por esta pérdida tan sentida para ella. Pues bien, una de esas noches, se acostó en la cama, ya tarde, y sobre las cinco de la mañana, sin poder conciliar el sueño, encauzó sus rezos hacia Jesucristo, por el que siente un gran aprecio y devoción y se dispuso a contarle a su madre todas las penalidades y el gran agobio que sentía por la carga tan pesada que estaba soportando, y no teniendo ganas de seguir en el catre, se levantó y se dirigió hacia la cocina que estaba a oscuras se bebió un vaso de agua, y se asomó por la ventana del lavadero y se puso a fumarse un cigarrillo, algo que la tenía completamente enganchada, porque era su única válvula de escape para soltar lastre, y vió en un descampado frente a su ventana, junto a unos escombros, algo que le pareció extraño y a lo que encontró el sentido más tarde: como una rata enorme negra salía de debajo de unas tablas, y a continuación otra blanca se cruzaba junto a ésta. Y le pareció extraño, muy extraño en aquel momento. Nunca antes había visto algo igual. Tal vez podría tratarse de algún tipo de señal o mensaje, pensó. (Se dice que soñar con una rata blanca significa "recibir la ayuda desinteresada e inesperada de alguien", y con una negra su significado deja de ser luminoso y puede significar todo lo contrario, mentira, engaño, y traición por parte de alguien muy cercano a la persona).
Pero, fué a la vuelta del lavadero, cuando se percató sorprendida, del extraño resplandor que reinaba en la cocina, a pesar de la oscuridad de la misma puesto que no había prendido aún el interruptor de la luz, vió asustada, cómo apoyado sobre el poyo de la cocina, estaba "la cabeza" de Jesucristo de la que emanaba aquella extraño resplandor, la cara, el pelo, todos los componentes de la cabeza, eran lumínicos, y allí estaba mirándola a ella, inmóvil.
El grito de terror y de miedo fué superlativo y despertó a toda la familia al completo, que dormía plácidamente hasta el momento, ajena a lo que estaba pasando en la cocina. Sin dejar de temblar, les contó lo que había visto, y éstos, pensando que la buena mujer alucinaba, no se les ocurrió otra, que llamar a emergencias, que rápidamente la trasladaron al hospital de turno (Hospital público de Murcia), dejándola ingresada en el área de psiquiatría durante 21 largos y angustiosos días.
Su delito: haber visto o percibido algo fuera de lo común, en un momento puntual de su vida tal vez víctima del estrés y la tensión soportada hasta ese momento, fruto de la carga tan pensada que estaba llevando.
Porque pienso yo, y así se lo hice saber, y se lo trasmití, que una persona "loca" o no cuerda, es alguien que a causa de motivos conocidos o desconocidos pierde la razón, y ésta no se vuelve a encontrar sino es en manos del psiquiatra y tras un buen tratamiento con psicofármacos, pues la locura es algo que no ocurre en un momento puntual, y después se sana al momento. Por ello, creo firmemente que el psiquiatra, tuvo que hacer mejor su valoración del cuadro médico de ésta paciente, y observar si volvía a reincidir, en sus convicciones o no. Es decir que no es lo mismo ver una cabeza brillando en un momento dado, que verla todos los días a todas horas. No es lo mismo ver ratas blancas y negras por doquier, que en un momento dado. Porque si "locos" son los que observan o perciben un hecho de naturaleza extraordinaria que se nos escapa a la razón en un momento dado, señor psiquiatra, medio mundo estaría confinado bajo las llaves de la sinrazón en celdas acolchadas de algún oscuro manicomio, y el otro medio, callando, por miedo a entrar también.
La señora, asentía emocionada y apunto de las lágrimas, conforme le iba contando mis razonamientos y le decía que se había cometido una injusticia con ella.
Y en este punto, me contaba que durante 21 días que duró su injusto encierro en la institución mental, ella se aislaba de los demás pacientes, sentándose en un punto alejado del patio para no tener contacto con los demás. Que no quería tomarse la medicación y que se pasaba el día llorando y sin comer, repitiendo incesantemente que no estaba loca. A lo que, los enfermeros, viendo que se negaba a medicarse, le inyectaban forzosamente la medicación por vía intravenosa, en contra de su voluntad, puesto que lo que le administraban la dejaban en un estado tan lamentable que parecía "un trapo" casi literalmente.
Afortunadamente, se repuso, y le dieron el alta. No volvió a tener jamás esa experiencia , y continuó con su vida de manera normal.
Ella, tras exponerme su caso y pedirme consejo, me pidió por favor que le dijese el significado de aquellas dos misteriosas ratas de colores opuestos:
Le respondí que eran una señal o premonición cuyo significado era, que alguien cercano a ella la iba a traicionar en lo más profundo, y que alguien también muy cercano a ella, la ayudaría a salir de ese bache.
Seguidamente le pregunté si había sido así, y me respondió que sí, que no podía darme más detalles puesto que eran privados pero que así había sido.
Y quedó a debate lo más extraño del caso: "la cabeza brillante sobre el poyo del la cocina", un misterio que jamás antes me había tropezado.
Entonces le pregunté: ¿Cómo sabe usted que aquel rostro de aquella cabeza era la de Jesucristo?...
-No lo sé, supongo que sería él, tenía gran parecido con las estampas e imágenes religiosas que he visto de su figura...
Aquí entramos en una gran controversia, porque si la señora fuera de otra religión o credo, me habría dicho que era Buda, o Mahoma o cualquier otra figura religiosa, porque cada uno ve lo que profesa.
-Miré usted, yo no soy ninguna experta en estos temas, puesto que no me dedico profesionalmente a ello, soy una aficionada a estos temas desde hace 41 años, porque me ha interesado y fascinado estos temas desde la cuna, y he tenido todo tipo de experiencias en mi búsqueda personal y he escuchado otras tantas de boca de otros que también han vivido cosas parecidas. Y después de esa declaración intempestiva de mis intenciones pensé por un momento, en las teorías de los seres intraterrestres que emanaban luz propia, surgidos de las profundidades de la tierra en otras dimensiones (aula iniciática en ivoox.com), y me cuadró más esta teoría que el Jesucristo aparecido recientemente a la periodista Charlotte Rorth en España, y cuya experiencia habla en su libro "Cuando desciende la luz" de ediciones Maeva (hablaremos en otro post sobre esto).
¿Pero porqué un ser intraterrestre se presenta en su cocina, sólo la cabeza y después de que ella pronunciara larga letanías dirigidas hacía Jesucristo y su madre fallecida? Pudiera ser que aquella madrugada, esta buena mujer, despertó su visión psíquica, su tercer ojo, o queramos llamarle, y en una visión más amplia a nivel psíquico, tal vez contempló lo que a lo mejor estuviera allí presente de manera habitual, un ser que la observaba y que jamás pensó que iba a ser descubierto....., y esto que puede sonar a película de ciencia ficción, no es ninguna falacia, puesto que según el reputado psiquiatra Javier Álvarez, después de su jubilación (como siempre, nunca nadie se atreve a hablar antes) ha postulado o se ha atrevido a considerar, y esto lo hace muy valiente, que tal vez, las enfermedades mentales tal y como hoy las conocemos y las tenemos catalogadas en los manuales de la psiquiátrica y la psicología moderna, no sean enfermedades en realidad, y que la etiqueta "enfermedad" no sea la correcta, puesto que no es un "mal", sino que pueden ser "un despertar de la conciencia" que no sepamos manejar, y se esté "traduciendo" conflictos emocionales en enfermedades mentales, en eso se basa su más que atrevida y elaborada hipótesis a la que ha llamado "hiperia": vivencias psíquicas que aparecen en nuestra mente de manera repentina y ajena a nuestra voluntad, consideradas como síntomas de epilepsia o trastornos psiquiátricos, deben ser concebidas como expresión de una función fisiológica de nuestro cerebro (desconocidas hasta la fecha).
Es decir, hiperia sería la función cognitiva que nos da acceso a vivencias clarividentes y telepáticas, a experiencias de carácter paranormal paranormales. Y en esta explicación vendría el caso de esta señora angustiada por sus experiencias paranormales que acabó en el psiquiátrico, sabiendo perfectamente que no estaba loca, porque no tenía estas experiencias de continuo, sólo en aquella ocasión.
A veces, no saber a quién acudir, ser incomprendido por los demás, no entender el mensaje que estas experiencias brindan a las personas, es clave en el desarrollo de las personas, pero siempre hay que sacar un mensaje positivo del lado terrorífico, y es que si esta mujer se sentía solo e incomprendida por sus circunstancias personales, aquel ser que se mostró en su cocina aquella madrugada, con su sola presencia, y su luz, le dejó bien claro, que sola, sola, no estaba en la vida, que alguien más era conocedor tal vez de sus más íntimos secretos.....
entrevista a psiquiatra Javier Alvárez (nuevapsiquiatria.es):
http://www.migueljara.com/2017/02/13/j-alvarez-de-las-enfermedades-psiquiatricas-sabemos-lo-mismo-que-hace-cien-anos-casi-nada/
http://nuevapsiquiatria.es/esquizofrenia-o-despertar-de-consciencia-cuando-comprendi-las-leyes-que-nos-gobiernan/http://nuevapsiquiatria.es/esquizofrenia-o-despertar-de-consciencia-cuando-comprendi-las-leyes-que-nos-gobiernan/:
un caso donde el paciente comenta que sus ideas (experiencias paranormales) se consideraban aberraciones distorsionadas por su enfermedad, antes de haber sido diagnosticada.