martes, 26 de enero de 2016

EL MAPA DEL HOMBRE MUERTO...


Este es el dibujo que me hizo una persona en un papel la semana pasada. Una persona que contactó conmigo, para contarme su historia, una de esas historias de misterio, que tantas personas me han estado contando a lo largo del tiempo, y de las que yo realicé un libro a modo de homenaje a estas personas, titulado, "Las historias que jamás quisieras que te contaran" (Amazon) en donde alguien cruza esa línea con lo desconocido, con lo inesperado, con consecuencias que no se esperaba, totalmente impredecibles y desconocidas.
En este caso, esta persona, a la que llamaremos "Susana" para no dar ninguna pista sobre su identidad, comienza su relato en su adolescencia. Ella ahora es madre de dos niñas, es una mujer de mediana edad, y cuando estaba en plena adolescencia 16-17 años, conoció a un muchacho de un pueblo de Murcia, con el que le unía algo más que una simple amistad, aunque sin llegar a ser pareja, ambos parece ser que sentían una atracción, tan típica en esa edad, de los primeros coqueteos.
Ella trabajaba en una tienda propiedad de su familia, una tienda de ropa, y el muchacho trabajaba en el taller mecánico situado enfrente de la tienda, así que era normal, que los viernes a última hora, el muchacho llamara a S. para quedar y tomar algo con el resto de los amigos.
Una fatídica tarde de viernes de hace ya casi 20 años, Susana se encontraba trabajando en la trastienda de la tienda, sumida en sus tareas, en sus quehaceres, cuando a última hora de la tarde, casi a la hora de cierre, sobre las 21h., suena el teléfono de la trastienda, ella lo coge, pero no se oye a nadie al otro lado de la linea telefónica. Ella pregunta si había alguien al otro lado, pero no le contestan. Colgó el teléfono, y ante su sorpresa, volvió a sonar, de nuevo, insistentemente.  Ella, nerviosa, volvió a descolgar el auricular, y preguntó si había alguien al otro lado. De nuevo, el silencio volvió a ser el protagonista de tan singular escena.  Algo nerviosa, cogió su abrigo y se marchó a su casa, pensando que sería obra de algún bromista que había dado con su número de teléfono.
Al día siguiente, sus familiares le informan que su amigo especial, del alma, R. había fallecido en la pasada tarde del viernes, en la carretera, al estrellarse en una curva con la moto. El suceso había ocurrido entre las 21-22h, algo que relacionó inmediatamente con las continuas y sucesivas llamadas anónimas silenciosas que había recibido el día anterior cuando se encontraba en la trastienda del trabajo.
Se quedó consternada por el fallecimiento prematuro de esta persona, y a las pocas semanas, comenzó a tener extraños sueños. En ellos, su amigo fallecido, se le manifestaba y le pedía ayuda. Ella no sabía cómo ayudarle, de qué manera podía ayudar a alguien que se encontraba en el otro lado, tal vez en otra dimensión, así que en una de esas ensoñaciones, el fallecido decidió tomar la iniciativa y  le hizo el enigmático dibujo del inicio del artículo. Me dijo que el dibujo no está bien plasmado del todo, porque le faltaba un detalle sustancioso: la inclinación hacia abajo, la pendiente que tenía el túnel y los habitáculos. Curioso.
Le pregunté si finalmente el alma de su amigo había dejado de manifestarse en sueños, y me dijo que sí, que tras pasar una temporada rezando por su alma, éste dejó de aparecerse, aunque me dijo que aún habiendo pasado tantos años, cuando llega el aniversario de su muerte, le suelen suceder cosas, cómo ir en el coche y escuchar la canción favorita de ambos, o ver a alguien arreglando algo y darse la vuelta y creer ver la cara de este chico en la otra persona...
En fin, supongo que esta persona, que posee otras facultades que no he comentado aquí, fue de alguna manera, elegida por el difunto para transmitirle sus inquietudes al saber que ella podría ayudarle como así lo hizo. Lo malo, es que aún ese mapa del otro lado es una incógnita.
Lo único que entiendo es que hay como una antesala, una especie de sala de espera de la muerte (como en "Bitelchús"), (de la que algunas personas me han contado algunas experiencias con moribundos) en donde se encuentran esos espíritus en forma de nubes, que me recuerdan a orbes, y después el famoso túnel del luz (aquí con la bombilla parece que tenue), que aquí se presenta abarrotado de almas, y después esto desemboca a otra sala con más oscuridad. Supongo que el espíritu tendría miedo de varias cosas, de no encontrar el camino en el  túnel con tanta concurrencia de seres, y en caso de lograrlo, lo que podría esperarle al otro lado del túnel en donde se encontraba tanta oscuridad. Por ello no se iba, supongo, pero también supongo que los rezos sería como encender la luz en ese túnel y tender una mano amiga en la oscuridad que te guíe.
Sólo son suposiciones. Pero pasara lo que pasara, espero que este alma encontrara su camino. Descanse en paz.

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